Un Retablo llamado Antioquía
Domingo en la mañana. Nublado. La ruta empezó rumbo al cruce de las avenidas Nicolás Arriola y Rosa Toro en La Victoria (frente al mercado de frutas). Ahí encontré 3 tipos de movilidades. Autos, combis y buses. Los precios iban de 20, 15 y 10 soles respectivamente. Como todo mochilero, siempre se busca gastar lo mínimo así que opte por en viaje en combi. La comodidad para las 2 horas de viaje no fue de lo mejor pero al precio por el traslado no se podía pedir más.
Durante todo el trayecto pude notar que el sol se posaba del lado izquierdo del vehículo. Si no quieres tener la molestia de tener el sol directo, opta por sentarte en la línea detrás del chofer o en el centro. Tampoco hay señal celular, al menos no la de Claro. Algo que me parece genial ya que si te quieres desconectar de todo aquí, si va en serio.
Lo más probable es que te suceda lo que a mí. Quedarte dormido. No olvides decirle al conductor que vas a bajar en Antioquía porque puede que aparezcas en Cochahuayco a un kilómetro y créeme, no te gustara despertar y regresar medio sonámbulo...
Lo primero en llamar la atención es la cantidad de imágenes y colores con las que están decoradas todas las fachadas de las casas. Muchos de los motivos incluyen flores, caballos pero en su mayoría aves. Palomas para ser más exactos ya que el pueblo tiene un fervor religioso muy grande y lo demuestran con pasajes de la biblia pintados sobre las puertas de sus casas.
Desayuno en el Restaurant Turístico Parco donde el caldo de mote se porto muy bien y si tienes la oportunidad de conversar con el dueño del lugar, te contara alguna historia. Siempre intenta conversar con las personas que viven en el lugar que visitas. Tener más de una información te será muy conveniente.
Luego de colocarse el bloqueador ya que el sol brillo con todo su poder, empezó la ida hacia el mirador. Tuve que dar algunas vueltas ya que no encontraba el camino. Incluso aparecí en una granja que colindaba con el río hasta que logre divisar el camino que iba por detrás del estadio.
Estando en lo alto, se puede divisar todo el valle verdoso que rodea el pueblo. También la pintoresca torre de la iglesia y lógicamente la bandera flamante del Perú.
Antioquía cosecha frutas como manzanas y guayabas de las cuales producen néctares, vinagres y mermeladas. Todos estos productos se encuentran a la venta en sus bodegas, incluso en la misma plaza.
Luego del recorrido tanto dentro como en las chacras del pueblo llego la hora del almuerzo. El camarón es la estrella del lugar y se encuentra en todas sus presentaciones: Enteros, colitas, chicharrón y chupe! También el infaltable cuy y la trucha, incluso para los que no tienen costumbre de comer lo típico de la zona pueden encontrar platos como lomo saltado entre otros. Almorzar al aire libre frente a la plaza fue muy agradable. Los precios en su mayoría bordean los 25 soles. Razonable para el turista promedio.
Cerca de las 4 de la tarde el viento empezó a soplar más fuerte y un poco de frío se empezó a sentir. El ultimo bus pasa a las 3 pm pero el resto de las movilidades lo hacen hasta las 5 de la tarde.
Adiós Antioquía, te prometo volver. Lima (la gris), me espera...
Gracias por pasar.
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